El hombre que sudaba testosterona


Esto me pasó de verdad. 
El año pasado estuve de erasmus en Turquía. Un día, caminando por la calle, me crucé el tipo del dibujo. Como podrán observar, lo primero que vi fue esa monoceja, prima lejana de la barra del tetris y amiga del alma de la barra del videojuego PONG. Pero lo que más me sorprendió fue que se afeitase uno de los laterales. Quería tener una pinta aún mayor de tipo duro sin tener que renunciar a la personalidad de sus cejas. En un mundo de relativismo sexual, eso es todo un ejemplo. Todos deberíamos aprender una lección de su entrecejo, que grita a los cuatro vientos "¡PALETO!", pero también "¡VIRILIDAD!".

El notas

Juzgar a alguien por sus gustos musicales es como juzgarle por su nacionalidad.

Y a chuparla

De los productores de "llamar zorra a una mujer no es un insulto", llega el nuevo gran éxito de la España más casposa.
La noticia, en EL PAÍS.

Quería imitar a El roto y me quedé en esto.


Esta viñeta fue publicada en el Fanzine ENLACARANO, una revista que antiguas redactoras de la Rolling Stone (ehem) califican de folletín detestable pero que los que trabajamos en él lo hacemos con todo el amor y cariño, para que de gloria bendita leerlo, o al menos, que no de vergüenza ajena.

P.D: A veces Roberto (mi hermano gemelo malvado que aún cree que las frases lapidarias de adolescentes funcionan), se adueñará de mi blog. No se lo tengan muy en cuenta.